Se hereda la manera del ver el mundo, los objetivos, los prejuicios, los miedos.
Parece que los juntamos del ambiente, pero está comprobado que niños que nunca en su vida vieron a alguno de sus padres tienen sin embargo rasgos de conducta y de apreciación de ese padre desconocido.
Pero de hecho se hereda de dos padres y los rasgos que a la genética se le antojan.
De modo que el desarrollo de conductas, para bien o para mal, pueden ser extensivas y recurrentes de un individuo a su descendencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario